lunes, 13 de junio de 2011

La coquette o de cómo son las tardes al sol con jazz y pastelitos

La coquette es una de esas cafeterías que nunca recuerdas por su nombre, más bien es la heladería rosa del paseo o la de los pasteles bonitos, para mí es uno de esos rincones con encanto que esconde Almería.
Un sitio en el que pararte a disfrutar de un café, un té o cualquiera de sus pastelitos, deleitarte con las gentes de la ciudad mientras suena de fondo un poco de jazz o blues; es cuando miras a tu alrededor y sonríes por poder recrearte con semejante estampa.
La primera vez que estuve en la coquette, recuerdo que me senté en la terraza y esperé a que el camarero me atendiese. Pedí un café con leche, siempre he sido muy clásica en ese aspecto, y antes de darme cuenta el camarero me estaba recitando toda la repostería del local para acompañar a mi café: tartaletas, gofres, empanadas, muffies, tarta... yo negué con la cabeza mientras ofrecía la mejor de mis sonrisas y él se retiraba amablemente a preparar mi desamparado café.
Así que allí me quedé yo, en mitad de la terraza disfrutando con mi clásico café de los primeros días de sol que se anticipaban a la primavera, fue entonces cuando se produjo el milagro. Un caballero inglés, queriendo adornar un poco mi memoria porque en realidad se trataba de uno de esos rudos turistas perdidos, disfrutaba de un té y de una porción de cheesecake. Hasta aquí todo normal, pero ya se sabe de aquel vulgar dicho "culo veo, culo quiero", a los pocos minutos yo también disfrutaba de un delicioso cheesecake.
La primera vez que te enfrentas a uno de sus pasteles, te sientes como el villano de una peli, consideras una aberración acabar con esa perfección repostera, como si el pastel cobrase vida y fueses incapaz de zampártelo, así que con toda la delicadeza del mundo cortas poco a poco hasta que, sin darte cuenta, acabas de un asalto con él. Creo que la experiencia es maravillosa y que cada uno debeŕia comprobar, por sí mismo, de lo que hablo.
Sin embargo, no sólo de pasteles vive la coquette. Ofrece toda una variedad de snacks salados, pizzas, empanadas, etc., pero parece que un lugar rosa y bonito, además de cursi siempre es más dulzón y te sorprende con toda una gran variedad de tartas, tartaletas, muffies, pastitas de té y todo ello a precios más que asequibles. Aunque para estos días soleados, que se adelantan al verano, lo mejor es optar por un buen helado artesano con el que combatir las altas temperaturas; recomiendo los helados de sorbete de frutas, mango y sandía son mis favoritos.
La coquette es un lugar idóneo con el que disfrutar de los vespertinos cafés y acompañarlos, sin ningún cargo de conciencia, de una buena porción de tarta.