martes, 18 de octubre de 2011

Tengo una pregunta para Usted

Ayer tomé el té con Gabriel Amat y Javier Arenas entre otras de las personalidades políticas candidatas al Congreso y al Senado para las próximas elecciones generales del 20 de noviembre, no compartimos mesa pero si terraza. Mientras degustaban un "suculento" café, los paseos de curiosos y adeptos se sucedían en torno a la mesa política de la tarde.
La zafiedad de la estampa: sonrisas forzadas, muecas estudiadas y pequeños flashes de móviles, me desembelesó de mi té vespertino. Absorta y en plena babia por la dedicación y esfuerzo que supone el proceso de verter el té de la tetera a la taza, tuve que detenerme ante complicada actividad para atender a las numerosas muestras de cariño y agradecimiento que agasajaban a Arenas y su pléyade de contertulios de aquella tarde de café.
Desconozco si ese petit comité formaba parte de la agenda de eventos del Partido Popular, si fue casualidad que altos cargos del partido se reunieran en una céntrica y conocida terraza de la ciudad a degustar un café más que nauseabundo, lo siento pero el café nunca ha sido mi fuerte, bajo la atenta mirada de los ancianos que allí conciernen cada tarde. Desconozco si fue casualidad que optasen por el mismo escenario que la manifestación del 15 O dos días antes o si en esa mesa política se trató algún tema político o si sólo buscan jodernos ese momento de apaciguada tranquilidad que es el té de media tarde, bueno eso no lo desconozco.
Así que allí estaba yo, indigestándome con un té, observando como se sucedía todo un desfile de petulancia que respondía a una formidable demostración de clamor popular que había originado la visita política.
Quizás, aquel café era una estrategia de acercamiento, como ya anteriormente lo había intentado Rajoy obteniendo un fracaso estrepitoso como resultado. Rajoy, vía twitter, decidió contestar a todas y cada una de las preguntas que sus seguidores le plantearon, preguntas curiosas que más que adular al candidato a presidencia, importunaron.
Quizas Amat y Arenas estaban allí para responder a las preguntas de los presentes, como en su momento hicieron grandes políticos en aquellos programas tipo Tengo una pregunta para Usted. Era el momento de acercarme y decirles: Señores, tengo unas cuantas preguntas para Ustedes, y no preguntaría por el precio del café, de sobra sé que no lo pagaron, más bien les preguntaría sobre qué opinan acerca de la pérdida de fe de los ciudadanos en la sociedad que están construyendo, les preguntaría acerca de la transparencia política de la que presumen y de los imputados que se encuentran en sus listas, acerca de la bellaquería de la que han hecho gala siendo la oposición o también podría preguntarles si están dispuestos a apoyar esa vía de acción socialista basada en el principio de quitar a los ricos para darles a los pobres ¡Qué cosas tengo! No estarían dispuestos, ellos prefieren recortar, a veces me pregunto si son políticos o jardineros. Cuando quiero darme cuenta ya he pagado el té y me alejo del teatrillo político sin hacer mis preguntas. Este hecho no hubiera trascendido de no ser por la foto que hoy Luis Rogelio Rodríguez, Alcalde de Almería y al que prefiero referirme cariñosamente como LuisRo, publicaba en su facebook con todos los políticos/actores que ayer se reunieron para llevar a cabo su particular reunión/teatrillo. LuisRo argumentaba en el pie de foto "Candidatos con mucha ilusión y ganas de trabajar para que las cosas comiencen a cambiar en España y en Andalucía" ¡Qué cosas tienen estos jardineros! Hoy de nuevo con mi té en mano pero ya sin la pléyade política que ayer me acompañaba tengo la certeza de que en la España de hoy es posible sentirse avergonzada.

lunes, 13 de junio de 2011

La coquette o de cómo son las tardes al sol con jazz y pastelitos

La coquette es una de esas cafeterías que nunca recuerdas por su nombre, más bien es la heladería rosa del paseo o la de los pasteles bonitos, para mí es uno de esos rincones con encanto que esconde Almería.
Un sitio en el que pararte a disfrutar de un café, un té o cualquiera de sus pastelitos, deleitarte con las gentes de la ciudad mientras suena de fondo un poco de jazz o blues; es cuando miras a tu alrededor y sonríes por poder recrearte con semejante estampa.
La primera vez que estuve en la coquette, recuerdo que me senté en la terraza y esperé a que el camarero me atendiese. Pedí un café con leche, siempre he sido muy clásica en ese aspecto, y antes de darme cuenta el camarero me estaba recitando toda la repostería del local para acompañar a mi café: tartaletas, gofres, empanadas, muffies, tarta... yo negué con la cabeza mientras ofrecía la mejor de mis sonrisas y él se retiraba amablemente a preparar mi desamparado café.
Así que allí me quedé yo, en mitad de la terraza disfrutando con mi clásico café de los primeros días de sol que se anticipaban a la primavera, fue entonces cuando se produjo el milagro. Un caballero inglés, queriendo adornar un poco mi memoria porque en realidad se trataba de uno de esos rudos turistas perdidos, disfrutaba de un té y de una porción de cheesecake. Hasta aquí todo normal, pero ya se sabe de aquel vulgar dicho "culo veo, culo quiero", a los pocos minutos yo también disfrutaba de un delicioso cheesecake.
La primera vez que te enfrentas a uno de sus pasteles, te sientes como el villano de una peli, consideras una aberración acabar con esa perfección repostera, como si el pastel cobrase vida y fueses incapaz de zampártelo, así que con toda la delicadeza del mundo cortas poco a poco hasta que, sin darte cuenta, acabas de un asalto con él. Creo que la experiencia es maravillosa y que cada uno debeŕia comprobar, por sí mismo, de lo que hablo.
Sin embargo, no sólo de pasteles vive la coquette. Ofrece toda una variedad de snacks salados, pizzas, empanadas, etc., pero parece que un lugar rosa y bonito, además de cursi siempre es más dulzón y te sorprende con toda una gran variedad de tartas, tartaletas, muffies, pastitas de té y todo ello a precios más que asequibles. Aunque para estos días soleados, que se adelantan al verano, lo mejor es optar por un buen helado artesano con el que combatir las altas temperaturas; recomiendo los helados de sorbete de frutas, mango y sandía son mis favoritos.
La coquette es un lugar idóneo con el que disfrutar de los vespertinos cafés y acompañarlos, sin ningún cargo de conciencia, de una buena porción de tarta.